Miguel Hidalgo
y Costilla
(Miguel
Hidalgo y Costilla; San Diego Corralejo, Guanajuato, 1753 - Chihuahua, 1811)
Patriota mexicano conocido también con el sobrenombre de El cura Hidalgo.
Considerado como el padre de la patria mexicana, fue el iniciador de la lucha
por la independencia.
Hijo segundo
de don Cristóbal Hidalgo y Costilla, administrador de la hacienda de San Diego
Corralejo, y de doña Ana María Gallaga Mandarte, tuvo tres hermanos. A los 12
años marchó a la ciudad mexicana de Valladolid (actual Morelia), donde realizó
sus estudios en el Colegio de San Nicolás. Ya bachiller en 1770, marchó a al ciudad
de México para cursar estudios superiores.
En 1773 se
graduó como bachiller en filosofía y teología, y obtuvo por oposición una
cátedra en el mismo Colegio de San Nicolás. Durante los años siguientes realizó
una brillante carrera académica que culminó en 1790, cuando fue nombrado rector
del Colegio de San Nicolás. En 1778 fue ordenado sacerdote; al recibir las
órdenes sagradas ocupó varias parroquias, hasta que a la muerte de su hermano
Joaquín, en 1803, lo sustituyó como cura de Dolores, en Guanajuato.
Hombre muy
culto y profundo conocedor de las ideas de la Ilustración, las puso en práctica
entre sus feligreses, en su mayoría indígenas, en el intento de mejorar sus
condiciones económicas y de vida. Para ello les enseñó a cultivar viñedos,
criar abejas y dirigir pequeñas industrias, lo que le valió el apoyo
incondicional de sus feligreses.
En 1808, la
invasión a España por las tropas napoleónicas y la consiguiente deposición de
su monarca Carlos IV, y de su hijo Fernando VII, generaron gran oposición tanto
en España como en América. Surgieron entonces numerosos grupos de intelectuales
que discutían en torno a los problemas de la soberanía y la forma de
gobernarse. En 1809 Hidalgo se unió a una de esas sociedades secretas, formada
en Valladolid, cuyo fin era reunir un congreso para gobernar el Virreinato de
Nueva España en nombre del rey Fernando VII, que en ese momento se encontraba
preso de Napoleón, y en último caso lograr la independencia.
Los conjurados
planeaban levantarse en armas contra el virrey de Nueva España el primero de
octubre de 1810, pero fueron descubiertos a mediados de septiembre. Hidalgo y
algunos otros conspiradores lograron ponerse a salvo gracias al aviso de Josefa
Ortiz de Domínguez y se trasladaron a Querétaro, donde Hidalgo se reunió con
Ignacio Allende.
El 16 de
septiembre de 1810, Hidalgo enarboló un estandarte con la imagen de Nuestra
Señora de Guadalupe, patrona de México, en el que se podía leer: "Viva la
religión. Viva nuestra madre Santísima de Guadalupe. Viva Fernando VII. Viva la
América y muera el mal gobierno". Hidalgo lanzaba así el llamado Grito de
Dolores, que supuso el inicio de la revuelta; junto con Allende, consiguió
reunir un ejército formado por más de 40.000 miembros.
Ignacio Allende
(Ignacio María
de Allende y Unzaga) Militar independentista mexicano (San Miguel el Grande,
actual San Miguel de Allende, Guanajuato, 1769 - Chihuahua, 1811).
Ignacio
Allende era un criollo de buena familia, diestro en las artes de la caballería
y de carácter fuerte. Por vocación, en 1795 ingresó en el ejército donde
recibió una sólida formación y obtuvo el grado de capitán en 1797.
En el cantón
de Jalapa Ignacio Allende conoció a otros criollos con los que compartió sus
ideales políticos de descontento contra el Gobierno español. A finales de 1809
el Gobierno virreinal descubrió una gran conspiración en Valladolid (hoy
Morelia) e intentó desmantelar el movimiento independentista, pero Allende
estableció contacto con una ramificación importante en Querétaro, en la casa
del corregidor Miguel Domínguez y su esposa, Josefa Ortiz.
Por uno de los
participantes, el oficial Joaquín Arias, la conspiración fue descubierta,
Ignacio Allende fue avisado oportunamente y pudo advertir a otro conspirador,
el cura de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla. En la madrugada del 15 al 16 de
septiembre de 1810 se convocó a todo el pueblo a toque de campana para tomar
las armas. Un gran contingente de criollos e indígenas marcharon hacia San
Miguel, y en Atotonilco el cura Hidalgo adoptó el estandarte con la Virgen de
Guadalupe como insignia.
En Guanajuato
los insurgentes, incontrolables, asaltaron ferozmente la alhóndiga de
Granaditas y asesinaron sin piedad a los españoles junto con sus familias. Por
ello Hidalgo y Allende se enemistaron entre sí. En Valladolid se les unieron
más rebeldes que se enfrentaron con éxito al ejército realista en el Monte de
las Cruces.
Su siguiente
meta fue la ciudad de México pero, ante la perspectiva de otra matanza, Hidalgo
decidió retroceder. En Aculco los esperaban las tropas realistas de Félix
Calleja y Manuel Flon, que les derrotaron. De nuevo se enfrentaron a los
realistas en el Puente de Calderón en donde los perdedores fueron los
insurgentes.